sábado, 14 de septiembre de 2013

Horner sentencia la Vuelta en el Angliru

    Chris Horner se convertirá mañana en el nuevo vencedor de la Vuelta a España. En una etapa memorable con final en la cima más mítica del ciclismo español, el americano resistió ante los innumerables ataques de Vincenzo Nibali, que finalmente pagó su valentía y cedió en los kilómetros finales. Por su parte, el joven francés Kenny Elissonde consiguió la victoria de etapa tras ser uno de los integrantes de la escapada del día.



    L'Angliru. El puerto asturiano, estrenado en la edición de 1999 de la Vuelta a España con aquella inolvidable victoria del Chava Jiménez, se ha convertido con el paso de los años en el Olimpo del ciclismo español. Seis ascensiones en las que nunca ha brillado el Sol. Seis ascensiones para la historia, en las que siempre ha brillado algun ciclista. Jiménez, Simoni, Heras, Contador, Cobo y, desde esta tarde, Kenny Elissonde; si bien es cierto que el más feliz hoy en lo alto de la cima era el "abuelo" de esta Vuelta, Chris Horner.
    Comenzaron las hostilidades en el pelotón nada más arrancar la etapa. No obstante, no sería hasta el kilómetro 25 cuando un numeroso grupo de 32 hombres formarían la escapada definitiva de la jornada. Nicolas Edet (interesado en conseguir el mayor número de puntos posibles en su lucha por ser el mejor escalador), David Arroyo, Andriy Grivko y Vasil Kiryienka intentaron dejar atrás al resto de fugados aprovechando la subida al Alto de Tenebredo; aunque su intento terminaría fracasando al producirse un reagrupamiento en el llaneo existente hasta el Alto del Cordal. Las diferencias con el pelotón, comandado por un ambicioso Euskaltel-Euskadi, se estabilizaban en torno a los 5 minutos y medio.
    Paolo Tiralongo y Kenny Elissonde aventajaron a sus compañeros de fuga en El Cordal, la penúltima ascensión de la etapa. Mientras, Katusha y Euskaltel se alternaban al frente del grupo de favoritos, que coronaba el puerto previo al Angliru con una desventaja de 5 minutos respecto al dúo de cabeza. Diferencia de tiempo que se mantendría más o menos estable hasta las primeras rampas del coloso asturiano.
    José Herrada primero, Dani Moreno después, encabezaron y seleccionaron el grupo de favoritos en las primeras rampas del Angliru, esas que son más "sencillas" y aun no tienen dos dígitos. Todo hacía presagiar una gran y ambiciosa ofensiva por parte de Valverde y Purito, obligados a recuperar un margen de tiempo demasiado amplio. No obstante, pasada la zona de Viapará, la sorpresa saltaba: Nibali, derrotado y sin fuerzas en los días anteriores, lanzaba el primero de sus ataques a falta de 6 kilómetros para la meta.
    Valverde cedía rápidamente sin querer entrar en el juego de los cambios de ritmo. Joaquim Rodríguez y Horner controlaban visualmente al italiano, al que esperaban Fuglsang y Tiralongo, que había visto minutos antes como Elissonde le dejaba atrás. El americano realizó una ascensión inigualable, y, siempre a su ritmo, consiguió alcanzar a Nibali. Con el reagrupamiento de los gallos se produjo la calma. Calma momentánea que duraría hasta que Valverde volvió a contactar con el grupo, momento en el que Nibali ejecutó un nuevo ataqueLos dos españoles, Purito y Valverde, arrojaban la toalla.


    Por si la batalla no era del agrado del espectador, la niebla decidió hacer acto de presencia y engullir a los corredores en la Cueña Les Cabres, ese tramo de la ascensión con rampas de pendiente superior al 23%Nibali seguía con su apuesta, golpeando una y otra vez a Horner a base de latigazos a los que el americano respondía con su resistencia a descolgarse. "Il squalo", que tan solo necesitaba 3 segundos para ser el vencedor de la Vuelta, bien podría habérselo jugado todo a un arreón final en el último kilómetro, beneficiándose así de las bonificaciones. Pero si por algo es conocido el siciliano es por su combatividad y valentía. Una actitud que pagaría bien cara cuando, a menos de dos kilómetros para la llegada, Horner decidió aumentar progresivamente el ritmo mientras el italiano agotaba sus fuerzas y se descolgaba.
    A sus 41 años, Horner superaba las últimas rampas del Angliru con la sonrisa de un chaval en su cara. El corredor más fuerte de esta Vuelta se sentía ya poseedor del maillot rojo en Madrid. Solo le faltó la victoria de etapa, la cual ya tenía propietario: Elissonde cruzaba la meta en solitario, celebrando el más importante de todos sus triunfos con los brazos en alto y las lágrimas en los ojos.